La pandemia por COVID-19 es una situación que ha cambiado los hábitos de todas las personas, incluyendo los niños. Causando que pasen más tiempo en actividades sedentarias, cambios en los hábitos del sueño (dormir tarde y despertar aún más tarde), pasar todo el día en el sofá viendo televisión-tablet-celular, no ver el sol, cambios en los horarios de alimentación, realizar menor actividad física, etc.
Estos cambios en los hábitos pueden causar disautonomias (sincope, presincope, desmayos). Las disautonomias son un trastorno en el cual la sangre venosa de los miembros inferiores no regresa adecuadamente al corazón. Al existir escaso retorno sanguíneo el corazón late “en seco”, baja la presión arterial y llega poca sangre al cerebro. En este momento hay palpitaciones, palidez generalizada, mareo, sudación fría, se pueden escuchar zumbidos o vista nublada. Si el proceso continúa puede ocurrir el desmayo o la pérdida del conocimiento. Estos síntomas se presentan sobre todo al hacer cambios bruscos de posición (pasar de estar acostado a pararse) o estar en lugares con poca ventilación.
Si se presentan las molestias, antes señaladas, usted deberá:
a. Recostar a la persona rápidamente y levantar las piernas por encima del nivel de la cabeza.
b. Levantar a la persona hasta que haya cesado el malestar y hacerlo de forma pausada (bajar las piernas > sentarse > ponerse de pie > empezar a caminar).
c. Hacer maniobras de contrapresión como: apretar los puños y pies, sentarse en cuclillas, cruzar las piernas tensionando los glúteos, pararse de puntillas, estos ejercicios se deben realizar en intervalos de 5 segundos y descansar 5 segundos, hasta que las molestias desaparezcan.
d. También ayuda tomar líquidos fríos, al menos 500ml en 10 minutos.
Al ser un proceso de adaptación, el hacer cambios pequeños mejora sustancialmente los síntomas.
En caso de persistir los síntomas, se recomienda acudir con el cardiólogo pediatra.